Un trastorno obsesivo-compulsivo es una enfermedad mental hereditaria y se manifiesta por primera ocasión cuando sucede algo que genera una crisis.
El trastorno obsesivo-compulsivo es una enfermedad mental que llega a afectar la vida diaria de quien lo padece y puede controlarse a través de diferentes métodos. La psicóloga Guadalupe Guzmán Sandoval indica que hay casos en que la obsesividad y la compulsividad sólo son rasgos de la personalidad, porque sólo se presentan de vez en cuando y no son una patología. También puede ocurrir que esas conductas sean formas de manejar la ansiedad, que sean ideas que el cerebro genera para sobrevivir y manejar la ansiedad y la persona logra ese objetivo, informa. A final de cuentas se encuentra tranquila, controla la situación y su vida diaria no se ve alterada, comenta, puede ir a trabajar sin ningún problema y se relaciona con los demás. En cambio, cuando realmente es un trastorno obsesivo-compulsivo se trata de una enfermedad mental que es hereditaria, explica, y se manifiesta por primera ocasión cuando sucede algo que genera la primera crisis. Externó que después de este primer episodio, que con frecuencia se presenta en la adolescencia, lo mejor es que la persona acuda con un especialista para que le sea realizado un diagnóstico y siga un tratamiento. La obsesión consiste en pensamientos persistentes que perturban, invaden y no tienen sentido, comenta, los cuales surgen de repente aún y cuando el individuo se encuentra tranquilo. Por otro lado, la compulsión representa el llevar a cabo esos pensamientos, es la acción, refiere, la necesidad de realizar un ritual para manejar la ansiedad. Señala que cuando la obsesión y la compulsión afectan la vida de quien las padece y no permiten su desarrollo normal en su vida cotidiana se convierte en una patología. Un ejemplo es el de alguien que al llegar a su trabajo siga preocupado por no estar seguro de que cerró bien las llaves del gas de la estufa, expone, y su ansiedad no le permite conversar con sus compañeros ni hacer su trabajo, porque no está tranquilo. Otro caso de un obsesivo-compulsivo es que al llegar a un lugar tenga que lavarse las manos, limpiar todo lo que está a su alrededor, siempre está al pendiente de los microbios y siente que lo invaden, manifiesta. También hay quienes enumeran todo lo que a su alcance, apunta, por ejemplo las latas de la alacena las cuentan en la mañana y en la noche y no pueden salir de casa sin haberlo hecho. Dice que en este trastorno el orden debe ser impecable y una manera en que esto se manifiesta es que la persona ordene los zapatos por color y por temporada. Cuando un individuo es obsesivo-compulsivo con la limpieza se siente sucio todo el tiempo, refiere, se lava las manos repetidamente en el día hasta provocar que éstas sangren o limpia constantemente el baño o la cocina. Sin embargo, aunque con esas acciones la persona trata de liberarse del pensamiento obsesivo no lo logra, sólo se entretiene, indica, porque lo que en realidad requiere es seguir un tratamiento.
Cuando sólo son rasgos de la personalidad puede controlarse la conducta con algunos métodos para manejar la ansiedad como puede ser llevar a cabo técnicas de relajación, señala. Entre ellas se encuentran el realizar ejercicios de respiración, escuchar música new age, recurrir a la meditación, yoga, baile, jazz, es decir, practicar algo que genere endorfinas y que baje el ritmo acelerado del pensamiento, indica, para que pueda enfocarse en lo que es verdaderamente importante y real. Señala que con esos métodos es posible reducir la ansiedad y ayudan al individuo a que se conecte de nuevo con la realidad y que aquello que lo tenía obsesionado ya no lo angustie tanto.
Éstas son las formas en que una persona puede demostrar que es obsesiva-compulsiva:
-Limpieza exagerada.
-Examina todo para asegurarse de que está bajo control.
-Miedo a cometer un pecado.
-Enumera todo lo que hay a su paso.
-Atesora objetos, todo guarda.