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SICOLOGÍA

Trastorno obsesivo compulsivo, depresión, estrés, ansiedad... Estudios de la personalidad y la conducta. Patologías y trastornos mentales...

lunes, marzo 26, 2007

La mayor parte de los afectados de TOC acaban depresivos

El Trastorno Obsesivo Compulsivo, lamentablemente aún bastante desconocido y minimizado por la sociedad, afecta sin embargo a un dos por ciento de la población mundial y puede revestir gravedad, ya que entre un 60 y un 80 por cien de los casos derivan en depresión.
Los que padecen esta enfermedad saben que es excesivo y estúpido lo que hacen, pero no pueden evitarlo, hasta el punto de que sus obsesiones interfieren en sus vidas y provocan un sufrimiento insoportable.
Una persona con este trastorno puede estar obsesionada con la limpieza y lavarse compulsivamente las manos; ser incapaz de permanecer en una habitación en la que no esté todo simétricamente ordenado u obsesionarse porque una mancha de la alfombra pueda ser sangre con sida y pueda contagiarse. Uno de los ejemplos más gráficos para describir la sintomatología es el personaje al que dio vida Jack Nicholson en la película "Mejor imposible", reconoce Zohar, aunque menciona otras víctimas de este trastorno que no tuvieron un final feliz como Howard Hugues, el multimillonario estadounidense que murió con malnutrición por su obsesión por los gérmenes.
Otras personas traducen sus obsesiones en el miedo al envenenamiento, como una madre (caso real entre tantos otros) que estaba convencida de que podía envenenar a su bebé con detergente. Primero sacó de su casa todos los detergentes que tenía, posteriormente dejó de pasar por el pasillo del supermercado que los vendía y finalmente evitó la calle donde estaba el supermercado. En estos casos, si se trata de una TOC bien diagnosticada, no hay peligro de que la paciente haga daño al bebé. Jamás le hará nada, porque es sólo una obsesión.

miércoles, marzo 14, 2007

Obsesionados por recoger perros en casa

Son muchas las víctimas del llamado síndrome de Diógenes con animales, un trastorno psiquiátrico de nuevo cuño, del que apenas hay estudios en el mundo, y cuyo síntoma visible es el acopio desmesurado de animales de compañía. Quienes lo padecen -personas de 50 años en adelante que sienten una necesidad compulsiva de poseer bichos- creen firmemente que los están salvando. Los domésticos son los más afectados y los que más abundan en el estereotipo.
«La mayoría es gente solitaria, soltera o que ha perdido a su pareja y tiene alteradas las facultades mentales, especialmente aquéllas que tienen que ver con afectividad», explica el psiquiatra José Miguel Gaona. «Falta saber», concluye, «si este síndrome, que ni siquiera figura como tal en los libros, es consecuencia de una demencia o de un trastorno obsesivo compulsivo, propio de las personas que acumulan objetos».
Este tipo de personas no es un simple excéntrico e inofensivo. No reconoce que sus animales están mal, incluso ante niveles críticos y evidentes de desnutrición, deshidratación, infestación parasitaria... Lo escaso que reza por escrito sobre este hábito enfermizo ha sido divulgado por la Humane Society of the United States. En uno de sus estudios, realizado con vecinos de Nueva York que habían sido denunciados por su tendencia descontrolada a recoger mascotas abandonadas, casi las dos terceras partes eran mujeres, y el 70% estaban solteras. La mayoría de los Diógenes entrevistados, muchos de los cuales vivían sin luz ni agua corriente, admitieron que esa obsesión les venía de la infancia. Que los animales les daban un «amor desinteresado y sincero», y que tendían a personalizarlos y humanizarlos, viéndose a sí mismos como sus salvadores.
«No es un fenómeno esporádico, sino cada vez más común», certifica el veterinario Juan María Josa, del Centro Integral de Animales de la Comunidad de Madrid (España). La crueldad -que se da también en personas con recursos- llega a tal extremo que las escenas de canibalismo se repiten con frecuencia. «Llega un momento», explica Josa, «en que los dueños se ven desbordados, incapaces de controlar y alimentar a la jauría. Entonces, los animales se comen unos a otros. No les queda otra salida para sobrevivir. Nos hemos encontrado, de hecho, con perros muertos debajo de mesas y camas que habían sido devorados por otros perros hambrientos».

martes, marzo 13, 2007

Microchips en el cerebro para tratar la obsesión

El Hospital Virgen de las Nieves de Granada practicará, por primera vez en España, operaciones para insertar en el cerebro de enfermos con manías obsesivas un microchip que les ayude a controlar la enfermedad.
La manía obsesiva grave es una enfermedad que se manifiesta en comportamientos como por ejemplo el extremado cuidado por la higiene, lavándose una y otra vez. Los maniacos obsesivos se lavan las manos una y otra vez, creyendo que están sucios.
Los maniacos obsesivos, son personas cegadas por una idea absurda y falsa que combaten con comportamientos extraños para contrarrestar los supuestos efectos nocivos. Un 20% de los pacientes que la padecen están incapacitados para una vida normal. Ahora, varios departamentos del Virgen de las Nieves practicarán una operación que servirá para enviar una serie de impulsos a la zona del cerebro que lleva a los enfermos a actuar de manera anómala. El microchip tiene el tamaño de una pastilla pequeña de jabón e incorpora una batería de litio.
Según declaraciones del jefe emérito de Neurocirugía del Virgen de las Nieves, Ventura Arjona, "en España sólo hay una clínica privada que ha operado a un paciente. En el resto del mundo habrá unas seis en Suecia, cuatro en Alemania, una en Francia y más de una decena en Estados Unidos. Al menos, casos que se han publicado en revistas científicas".
El Virgen de las Nieves se convertirá en el primer hospital público en realizar este tipo de operación.


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