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SICOLOGÍA

Trastorno obsesivo compulsivo, depresión, estrés, ansiedad... Estudios de la personalidad y la conducta. Patologías y trastornos mentales...

jueves, noviembre 27, 2008

Trastorno Obsesivo-Compulsivo, una visión general

Este trastorno es una enfermedad que afecta pensamientos y acciones y se cree viene originado por un desequilibrio bioquímico del cerebro. El T.O.C. se ha clasificado como un trastorno de ansiedad en el Diagnostic and Statistical Manual (DSM-IV) publicado por la American Psychiatric Association.
Se caracteriza por pensamientos recurrentes y perturbadores (denominados obsesiones) y/o comportamientos ritualizados que la persona se siente obligado a efectuar (compulsiones)
Las obsesiones pueden tomar también forma de imágenes intrusivas o impulsos no deseados. La mayoría de pacientes sufren tanto obsesiones como compulsiones, pero una minoría (sobre un 20%) tienen sólo obsesiones o sólo compulsiones (sobre un 10%). La persona con T.O.C., por lo general, intenta eliminar de forma activa o neutralizar la obsesión mediante la realización de compulsiones o evitar situaciones que puedan originarla. En la mayoría de los casos, las compulsiones sirven para reducir la ansiedad. Sin embargo, no es infrecuente que las compulsiones por ellas mismas generen ansiedad, especialmente cuando se convierten en apremiantes.
La persona suele reconocer que los pensamientos o comportamientos no tienen sentido o son excesivas. Sin embargo, el impulso de hacerlas es tan potente que no tiene más remedio que realizarlas:
Una mujer pasaba horas cada tarde removiendo entre el contenido de la papelera para asegurarse de que no contenía nada valioso. Cuando se le preguntaba qué estaba haciendo, admitía: “no tengo ni idea, no poseo nada valioso”.

Ejemplos de obsesiones y compulsiones:
Los tipos comunes de obsesiones incluyen problemas concernientes a la contaminación (miedo a la suciedad, gérmenes o enfermedad), seguridad/daño (ser responsable de haber provocado un fuego), actos de agresión no deseados (impulsos de provocar daño a un ser querido) pensamientos sexuales o religiosos inapropiados (imágenes sacrílegas) y la necesidad de simetría o exactitud.
Las compulsiones más comunes incluyen excesiva limpieza (ritual de lavarse las manos), comprobación, rituales de orden y arreglo, contar, repetir actividades cotidianas (entrar y salir por una puerta) y acumular (coleccionar artículos sin una gran utilidad). Mientras que algunas compulsiones son comportamientos observables (lavarse las manos), otros se realizan como rituales mentales (pronunciación silenciosa de palabras sin sentido para vencer imágenes no deseadas).
La mayoría de pacientes de T.O.C. sufren múltiples tipos de obsesiones y compulsiones, algunos pueden primero indicar que su obsesión es con la contaminación por amianto, pero una posterior entrevista desvelará que en silencio suelen contar los ladrillos que pisan o los buzones de correos que encuentran a su paso.

Tratamientos:
En el pasado, no se disponía de muchos tratamientos efectivos idóneos para los pacientes con T.O.C. y tenían que batallar con sus síntomas por sí solos y la mayoría vivían en una pura agonía durante años.
Hoy en día, existen a nuestro alcance una variedad de tratamientos positivos para aquellos que sufren del trastorno. Es importante encontrar la terapia adecuada y empezarla cuanto antes. Cuanto antes se inicie el tratamiento, menos se desarrollarán las complicaciones típicas de esta enfermedad.

Médicos:
Dirigidos a reducir los síntomas y que funcionan mejor junto con otras terapias. A menudo se prescriben tranquilizantes a aquellas personas con síntomas más graves con el fin de relajar los músculos del cuerpo y dominar así las acciones compulsivas. Debido a que pueden causar hábito, deberían consumirse dentro de un periodo corto de tiempo.

Neurocirugía:
Sólo en casos muy especiales y con ciertas reservas por razones obvias.

Psicoterapia:
La psicoterapia es extremadamente beneficiosa para este tipo de trastorno. Debería tenerse en cuenta como primera línea de tratamiento, especialmente en niños. La psicoterapia debe realizarse individualmente y por un especialista evitando el grupo. La terapia cognitiva conductual es la única probada para conseguir la efectividad que se busca en este trastorno.
Es sumamente positiva para pacientes de T.O.C. ya que es un tipo de terapia que se dirige a provocar cambios de patrones de pensamiento por conducta alterada. El paciente será expuesto gradualmente a la obsesión que le aterra sin que se vea “obligado” a realizar un comportamiento compulsivo. Con la exposición gradual el paciente experimentará menos y menos ansiedad hasta darse cuenta de que nada malo va a pasar. Después del tratamiento de un 50% a un 80% de los pacientes comprobarán el cese de su compulsividad.

Por: Dr. Michael Demitri
Psycentral

El T.O.C. es uno de los trastornos más perturbadores

Un testimonio real:

“Tenía 13 años cuando noté por primera vez que algo andaba mal en mi vida cotidiana. Empecé a preocuparme por lo que hacía o dejaba de hacer y las posibles repercusiones en accidentes o daños a las personas que amaba: ¿Había cerrado la llave del gas de la cocina, o apagado la plancha?, ¿estaba seguro todo en casa?”

“Estos pensamientos venían a mi mente con demasiada frecuencia y para deshacerme de ellos tenía que comprobar una y otra vez que todo estaba en orden. Lo que había empezado como ansiedad pronto trastornó mi vida de arriba a abajo. No había nada que los disparase; simplemente, ocurrían”.

“Recuerdo que una vez pasé una hora en salir del baño intentando asegurarme de que la alfombrilla estaba totalmente plana para evitar que nadie tropezase con ella, pero cuanto más lo pretendía menos me aseguraba de haberlo conseguido. Al principio la comprobación resultaba tranquilizadora pero después los pensamientos intrusivos iban aumentando más y más lo que obligaba a asegurarme más y más. Era un círculo vicioso del que no podía salir.”

Como la mayoría de personas que sufren el problema, les es muy difícil hablar sobre el mismo con su familia y suelen ocultar sus pensamientos obsesivos y los rituales asociados a ellos.

"Solía pasar la noche llorando en mi cama o realizando rituales sin que nadie me viese. Ello me llevaba a aislarme. El tipo de pensamientos y los rituales son realmente embarazosos. Es muy, muy difícil abrirte y hablar de ellos. Me sentía ansiosa y en los peores momentos pensé en el suicidio”.

Gillian dijo que dos de los problemas principales que tuvo que afrontar fueron el diagnóstico y el tratamiento correctos.
Se le diagnosticó el T.O.C. a la edad de 26 años después de ser tratada sin éxito durante años de lo que los médicos sospecharon era una depresión.

“Cuando encontré el antidepresivo correcto para mi problema los efectos fueron bastante fuertes, pero no desistí. Más tarde acudí a varias sesiones de terapia cognitiva-conductual que me ayudaron muchísimo”.

Gracias a todo esto, Gillian es capaz de llevar una vida normal y trabaja a jornada completa.

“Tengo mis días malos. No se han ido todos los pensamientos intrusivos, pero ya no me perturban como lo hacían”.

Science Update

viernes, octubre 31, 2008

¿Qué debo saber si padezco T.O.C.?

No existe un diagnóstico fiable para este trastorno. El diagnóstico está basado en la entrevista con el paciente por parte de un experimentado profesional de la salud mental. Quizá algún día cuando sepamos más acerca de las características biológicas del T.O.C. se podrá disponer de marcadores genéticos o patrones en escáneres cerebrales que confirmen el diagnóstico. Pero no por ahora.
Por ejemplo, veamos una persona que muestra síntomas de T.O.C. después de haber padecido un traumatismo en la cabeza a la edad de 45 años. Sería razonable suponer la posibilidad de que una herida aguda en la cabeza pueda haber ocasionado los síntomas del mencionado trastorno.
Otro ejemplo podría ser el de una niña de 10 años que de repente desarrolle una fobia hacia los gérmenes y empiece a lavarse las manos constantemente y de una forma innecesaria y que también muestre espasmos en sus brazos. Supongamos que estos síntomas aparecen después de haber tenido un problema agudo de infección en el cuello.
Aunque tales desencadenantes no son típicos de T.O.C. existen razones para creer que algunos casos pueden precipitarse por una reacción anormal del sistema de inmunidad a una infección respiratoria superior. La Dra. Sue Swedo, del National Institute of Mental Health ha definido el término PANDAS para referirse a esta variedad del T.O.C. La mayoría de los casos empiezan de modo poco llamativo y gradualmente se convierten en más aparentes después de meses o años. Es sólo practicando una retrospectiva del hecho que uno se da cuenta de alguna de las señales incipientes de la enfermedad.
Sin embargo, hay algunas pistas que pueden determinar si se padece T.O.C. En efecto, la mayoría de personas con el trastorno se diagnostican ellas mismas. El proceso de descubrir el T.O.C. a menudo empieza viendo algún programa dedicado a ello en TV o leyendo el periódico, una revista o un artículo en Internet como lo está haciendo ahora.
Muchas personas con T.O.C. se sienten únicas en el mundo hasta que oyen la historia de alguien que, como ellos, tienen el trastorno. Piensan que están perdiendo la razón hasta que se dan cuenta de que están padeciendo una enfermedad con bases bien definidas y que tiene un nombre. Finalmente tienen un punto de esperanza al saber que los científicos están haciendo progresos en este campo.
A menudo, transcurre algún tiempo hasta que encuentran ayuda para su enfermedad y saber que existe tratamiento para ésta. Cuando se les pregunta, las razones dadas pueden ser diversas y embarazosas, los síntomas del T.O.C. suelen ser tan desagradables y de índole privada que resulta difícil compartirlas, incluso con personas queridas y profesionales especializados. Un dispositivo utilizado para reducir la vergüenza de compartir material tan sensible puede ser el hacer una relación de características del comportamiento obsesivo-compulsivo. Aunque es mejor hacerlo en persona, algunas individuos prefieren rellenar un cuestionario.
En ocasiones, los ejemplos resultan absurdos y uno no puede imaginarse cómo alguien en su sano juicio podría experimentar tales pensamientos o involucrarse en esos comportamientos. En otras, las preguntas van directas al objetivo y parece que la relación fuese hecha para cada uno en particular.
Para los psicoterapeutas clínicos experimentados ninguno de los pensamientos o comportamientos parecen extraños o fuera de contexto. Son producto de la enfermedad “hipos en el cerebro” como la Dra. Judith Rapoport, los denominó una vez.
Los síntomas del T.O.C. no influencian la percepción que el clínico tiene sobre la persona y su aflicción, al igual que en el médico el pus de una herida infectada no lo hace sobre la moral de un paciente.
Por: Dr. Michael DEMITRI

PSYCHCENTRAL

viernes, octubre 24, 2008

T.O.C. Información y Tratamiento

Este trastorno es una enfermedad que afecta pensamientos y acciones y se cree viene originado por un desequilibrio bioquímico del cerebro. El T.O.C. se ha clasificado como un trastorno de ansiedad en el Diagnostic and Statistical Manual (DSM-IV) publicado por la American Psychiatric Association.
Se caracteriza por pensamientos recurrentes y perturbadores (denominados obsesiones) y/o comportamientos ritualizados que la persona se siente obligado a efectuar (compulsiones)

Las obsesiones pueden tomar también forma de imágenes intrusivas o impulsos no deseados. La mayoría de pacientes sufren tanto obsesiones como compulsiones, pero una minoría (sobre un 20%) tienen sólo obsesiones o sólo compulsiones (sobre un 10%). La persona con T.O.C., por lo general, intenta eliminar de forma activa o neutralizar la obsesión mediante la realización de compulsiones o evitar situaciones que puedan originarla. En la mayoría de los casos, las compulsiones sirven para reducir la ansiedad. Sin embargo, no es infrecuente que las compulsiones por ellas mismas generen ansiedad, especialmente cuando se convierten en apremiantes.

La persona suele reconocer que los pensamientos o comportamientos no tienen sentido o son excesivas. Sin embargo, el impulso de hacerlas es tan potente que no tiene más remedio que realizarlas: Una mujer pasaba horas cada tarde removiendo entre el contenido de la papelera para asegurarse de que no contenía nada valioso. Cuando se le preguntaba qué estaba haciendo, admitía: “no tengo ni idea, no poseo nada valioso”.

Ejemplos de obsesiones y compulsiones
Los tipos comunes de obsesiones incluyen problemas concernientes a la contaminación (miedo a la suciedad, gérmenes o enfermedad), seguridad/daño (ser responsable de haber provocado un fuego), actos de agresión no deseados (impulsos de provocar daño a un ser querido) pensamientos sexuales o religiosos inapropiados (imágenes sacrílegas) y la necesidad de simetría o exactitud.
Las compulsiones más comunes incluyen excesiva limpieza (ritual de lavarse las manos), comprobación, rituales de orden y arreglo, contar, repetir actividades cotidianas (entrar y salir por una puerta) y acumular (coleccionar artículos sin una gran utilidad). Mientras que algunas compulsiones son comportamientos observables (lavarse las manos), otros se realizan como rituales mentales (pronunciación silenciosa de palabras sin sentido para vencer imágenes no deseadas).
La mayoría de pacientes con T.O.C. sufren múltiples tipos de obsesiones y compulsiones, algunos pueden primero indicar que su obsesión es con la contaminación por amianto, pero una posterior entrevista desvelará que en silencio suelen contar los ladrillos que pisan o los buzones de correos que encuentran a su paso.

Tratamientos
En el pasado, no se disponía de muchos tratamientos efectivos idóneos para los pacientes con T.O.C. y tenían que batallar con sus síntomas por sí solos y la mayoría vivían en una pura agonía durante años.

Hoy en día, existen a nuestro alcance una variedad de tratamientos positivos para aquellos que sufren del trastorno. Es importante encontrar la terapia adecuada y empezarla cuanto antes. Cuanto antes se inicie el tratamiento, menos se desarrollarán las complicaciones típicas de esta enfermedad.

Médicos: Dirigidos a reducir los síntomas y que funcionan mejor junto con otras terapias. A menudo se prescriben tranquilizantes a aquellas personas con síntomas más graves con el fin de relajar los músculos del cuerpo y dominar así las acciones compulsivas. Debido a que pueden causar hábito, deberían consumirse dentro de un periodo corto de tiempo.

Neurocirugía: Sólo en casos muy especiales y con ciertas reservas por razones obvias.

Psicoterapia: La psicoterapia es extremadamente beneficiosa para este tipo de trastorno. Debería tenerse en cuenta como primera línea de tratamiento, especialmente en niños. La psicoterapia debe realizarse individualmente y por un especialista evitando el grupo. La terapia cognitiva conductual es la única probada para conseguir la efectividad que se busca en este trastorno.

Es sumamente positiva para pacientes con T.O.C. ya que es un tipo de terapia que se dirige a provocar cambios de patrones de pensamiento por conducta alterada. El paciente será expuesto gradualmente a la obsesión que le aterra sin que se vea enganchado a un comportamiento compulsivo. Con la exposición gradual el paciente experimentará menos y menos ansiedad hasta darse cuenta de que nada malo va a pasar. Después del tratamiento de un 50% a un 80% de los pacientes cesará su compulsividad.

Por: Dr. Michael Demitri
Psycentral

miércoles, julio 30, 2008

Mujeres y obsesión

Las mujeres tienen más tendencia a dar vueltas a las cosas de forma obsesiva.

Existe una forma de pensamiento en la que, al igual que un hamster en su jaula, la persona va dando vueltas a un asunto en su cabeza. Puede ser la obsesión sobre un problema, una pérdida, cualquier tipo de contrariedad o incluso ambigüedad, sin poder pasar a la acción.
Se produce entonces una doble complicación: mientras se le va dando vueltas al asunto, éste se profundiza más y más en el cerebro, intensificando así sus niveles de ansiedad y depresión. Los problemas adquieren un grado más intenso al magnificarlos y quedan sin resolver ya que cuesta cada vez más tomar una decisión para solucionarlos.
Como algunos investigadores han demostrado, la tendencia a iniciar este proceso revela una gran cantidad de diferencias de género en la forma en que se controlan las experiencias emocionales.
En lo que a estilos de pensamiento se refiere, los hombres y las mujeres deberían aprender unos de otros. Mientras que las mujeres se hallan más predispuestas a pensar en círculo, quizá porque valoran más las relaciones y dedican más tiempo y energía mental al proceso, a menudo equívoco, de cómo contentarlas, los hombres, en general, toman el camino opuesto: se lanzan a la acción sin pensar demasiado en el problema y como resultado, las soluciones no están siempre lo suficientemente bien enfocadas o dirigidas.
He aquí algunas estrategias que pueden ayudarle a mejorar el control de sus pensamientos en situaciones difíciles:
• Evalúe su propia tendencia a obsesionarse sobre los problemas. Píenselo como una prueba de mantenimiento para su cerebro. Pregunte no sólo a sus amigos, sino también a los conocidos qué opinan sobre sus niveles de obsesión en una escala que vaya desde suave, moderado hasta grave.
• Tómese su tiempo en evaluar cuánto emplea en pensar sobre un mismo problema, si concierne a uno de sus hijos, su trabajo o si debe cambiar un electrodoméstico. Al finalizar cinco minutos, debería tener un sentimiento de pasar a otro paso en la acción requerida para solucionar el problema.
Si piensa sobre el problema después de cinco minutos, existe la posibilidad de que padezca un trastorno obsesivo.
• Los hombres pueden beneficiarse especialmente mirando si están reprimiendo sus sentimientos. ¿Cuánto tiempo evita centrarse en sus problemas relacionados con emociones? ¿deja pasar días o incluso semanas sin pensar en los problemas más acuciantes? De nuevo, confíe en otros ya sean familiares, amigos, conocidos, para recavar información sobre cómo es usted ante la obsesión.
• Si es usted obsesiva, concédase cinco minutos en pensar sobre un problema en particular. Es realmente beneficioso poder hablar del problema con otra persona, eso le dará el suficiente “feedback” que la ayudará a abrir su mente y a acometer la acción más efectiva para conseguir sus objetivos.
• Un elemento clave para ganar control sobre sus pensamientos limitando a la obsesión es usar técnicas de distracción a través de la acción. Cuando los pensamientos empiezan a dar vueltas es necesario romper el círculo mediante maniobras de distracción. Salga a dar un paseo. Salga al jardín o ocúpese de sus plantas. Entre en la cocina y piense qué prefiere para cenar. Abra un libro y léalo.
• Entienda que la resolución de problemas siempre requiere proceso sus pensamientos de una manera constructiva y actuar sobre ellos. En situaciones difíciles es necesario saber cuándo procesar el tema con el que está lidiando y cuándo no y cuánto y ello depende de su energía.
Puede intercambiar entre proceso y actividad tan a menudo como el pensamiento le lleve hacia el tema ya que de otra manera podría hundirse en la obsesión. Si se mueve hacia adelante, va hacia la dirección correcta.
Por: Ellen McGrath

jueves, julio 10, 2008

Psicoterapia para el T.O.C.

Primeros Tratamientos
Anteriormente, el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) estaba considerado como “neurótico”. Sigmund Freud, el padre de la psicoterapia prestó una atención considerable a este trastorno y creía que el trastorno abarcaba un amplio espectro que iba de la personalidad obsesivo-compulsiva a la psicosis. Su tratamiento fue el psicoanálisis, aceptado durante muchas décadas. Debido a que no se obtuvieron los resultados apetecidos, se consideró al trastorno como raro e intratable.
Incluso hoy en día las formas más populares de psicoterapia incluyen el psicoanálisis y su sucesora la terapia psicodinámica. Los objetivos de estas formas de terapia no encubren motivaciones ocultas y ganan en interiorización—por lo que se refiere a “terapia de orientación interior”. La utilización del psicoanálisis freudiano ha ido decreciendo en favor de la psicoterapia psicodinámica debido a sus rápidos resultados. El psicoanálisis tradicional puede tener un proceso amplio en el tiempo, por incluir terapeutas que tratan de no influir al paciente, esperando a que lleguen a un “renacer” por sí mismos. Este proceso lleva años, haciéndolo inaccesible para la mayoría.
Los modernos tratamientos de psicodinámica, aunque persiguen objetivos similares en cuanto a orientación interior, incluyen más interactividad por parte del psicoterapeuta, permitiendo una terapia más corta, menos de 25 sesiones por lo general. Las personas que padecen TOC tienen como mínimo algunas interiorizaciones por lo que hace a sus comportamientos, haciendo que el objetivo básico sea menos útil; la interiorización por sí misma no es suficiente para “curar” el TOC. Ahora hemos aprendido que el TOC tiene, en gran parte, una causa biológica (queremos decir, por ejemplo, que el comportamiento obsesivo no esta causado simplemente por una mala relación con la madre, sino que tiende a producirse por herencia familiar). Debido al fracaso de los tratamientos psicológicos tradicionales para el TOC, se utilizan ahora los cognitivos-conductuales, con unos resultados francamente satisfactorios.
Tratamientos modernos
La terapia cognitiva-conductual (TCC) es una categoría de tratamientos psicológicos utilizados con éxito para los trastornos obsesivo-compulsivos. Esta terapia es la mejor forma de reducir permanentemente los síntomas del TOC. Está estudiado científicamente y muestra que realmente puede cambiar la actividad en el cerebro de una persona—en el sentido de que a través del mismo se puede “reeducar” al cerebro.
El objetivo de la TCC es doble: cambiar pensamientos y a la vez comportamientos. La parte cognitiva incluye la identificación y análisis de los pensamientos irracionales, permitiendo afrontarlos. Por lo que hace a la parte del pensamiento, el terapeuta y el paciente trabajan unidos para cambiar los comportamientos compulsivos. Ello incluye técnicas como Exposición y Prevención de Respuestas, también denominado Exposición y Prevención Ritual.
La exposición y prevención de respuesta o ritual tiene éxito de un 75 a 80% en cuanto a reducir los síntomas, haciendo el tratamiento más efectivo para el TOC. La persona que padece sentimientos obsesivos (TOC), experimenta extrema ansiedad y ello origina la ejecución de compulsiones que alivian momentáneamente esa ansiedad. Su objetivo es exponer a los que padecen TOC directamente a las obsesiones que les producen ansiedad y luego prevenir la actuación de rituales compulsivas para aliviar esa ansiedad. Es un proceso jerárquico. El terapeuta debe definir y clasificar sus miedos, desde los más perturbadores hasta los que lo son menos. Una vez hecho, se insta al paciente a exponerse a cada uno de los miedos tan pronto esté preparado para ello. El terapeuta jamás obligará a su paciente a efectuar ninguna acción que éste no desee, ya que es preciso tener mucho cuidado en asegurarse de que el sujeto se encuentra listo para el siguiente paso—debido a ello el proceso se alarga en el tiempo. El paciente de TOC aprende que la ansiedad en sí misma no es grave.
Debido a que el solo pensamiento de afrontar al miedo puede ser disuasorio por parte de muchos pacientes, algunos se preguntan si es posible evitar una parte de la terapia. La terapia cognitiva sola puede ser útil si un paciente es incapaz de participar en los ejercicios, pero la parte del tratamiento del comportamiento es la clave del éxito.
El terapeuta asignará tareas para que las lleve a cabo el paciente y evaluará el proceso de los síntomas para asegurarse de que va mejorando. El terapeuta estimulará de alguna manera al paciente ya que quizá necesite que se le dirija para conseguir una mayor efectividad en el tratamiento, pero no más de lo que el paciente pueda controlar. Es un proceso difícil pero muy efectivo y gratificante. La TCC es también efectiva para la mayoría de trastornos de ansiedad y muchos trastornos del espectro obsesivo-compulsivo.
El terapeuta adecuado
Debido a que no todos los terapeutas poseen las enseñanzas especializadas sobre las técnicas de comportamiento, las personas con TOC deberían elegir a un profesional de salud mental con cuidado antes de iniciar un programa de tratamiento, asegurándose de poseer la suficiente experiencia por lo que hace a los tratamientos con técnicas de comportamiento para trastornos de ansiedad. Es común encontrar personas con TOC que han asistido a terapias psicodinámicas sin observar efectividad alguna ni mejoría durante largo tiempo. Incluso debería evitarse un terapeuta cognitivista sin la suficiente experiencia en el trato del comportamiento.
Las personas que siguen un tratamiento correcto deberían empezar a ver su mejoría después de unas pocas sesiones de terapia cognitivo-conductual.

viernes, junio 06, 2008

2ª parte "Pensamiento mágico y obsesión"

Deseos
Nuestros deseos son probablemente lo más relacionado con el entorno mágico, así como las expectativas irrazonables. ¿Quién no se ha resistido a tener ciertos pensamientos de miedo o de mala suerte, formular un deseo mientras se soplan las velas de cumpleaños o intentar ayudar a un jugador de fútbol del equipo favorito a empujar el balón situado en el punto de penalti, utilizando sólo la esperanza y la concentración?

¿Traen buena suerte los rituales?
“Siempre que vuelo, coloco mis manos sobre el fuselaje mientras subo al avión. El hábito viene desde que era niño y tenía temor a subir a cualquier tipo de máquina que volase; a través de los años y al comprobar que nada malo me sucedía, mi cerebro decidió que debía continuar con el ritual para mantener mi mente en paz por si acaso”.
Los antropólogos insisten en el hecho constatado de que no hay mejor laboratorio de estas repeticiones rituales sin sentido que en los deportes. Sólo hace falta prestar atención a las “danzas” o rituales elaborados por los jugadores durante un partido o cuando tienen el acierto de apuntarse un tanto.
Las personas que suelen confiar en sus rituales presentan un fenómeno conocido como “ilusión de control”, la creencia de que se tiene más influencia sobre el mundo de la que realmente se tiene. No es una mala cosa –un sentido de control anima a trabajar más duro que en caso contrario. En efecto, el completo control sobre las propias fuerzas, conocido como “realismo depresivo”, suele obsesionar a las personas que padecen depresión clínica, quienes suelen mostrar menos pensamiento mágico.
Dar nombre
A medida de que los pensamientos y objetos van adquiriendo poder también lo hacen sus nombres. La habilidad del lenguaje para asociarlos con nuestros actos actúa como un hechizo sobre nosotros. Piaget indicó que los niños a menudo confunden los objetos con sus nombres, un fenómeno que el etiquetó como realismo nominal. Rozin y sus colegas lo demostraron también en adultos. Después de ver poner azúcar en dos vasos de agua y luego fijar la etiqueta de “azucarado” en uno y “veneno” en otro, la gente prefirió beber del vaso que llevaba “azucarado”. (El subconsciente no procesa la negatividad). Rozin también encontró que las personas son reticentes a romper un pedazo de papel en el que figura el nombre de una persona amada. Los símbolos arbitrarios transportan la esencia de lo que representan. Siguiendo esta misma regla de tres, señala Rozin, “el nombre de Adolfo cayó en picado durante los años 40”.
La creencia de un mundo justo hace que nuestra mente esté en calma. Incluso si las cosas escapan a nuestro control, las cosas suceden por alguna razón. La simple idea de arbitrariedad en cuanto a dolor y sufrimiento es tan terrible de soportar para muchas personas que la necesidad de orden moral puede explicar la popularidad de la religión.
Jesse Bering, psicólogo de la Universidad de Queen en Belfast estudia la psicología evolutiva de la religión. Comenta que teniendo en cuenta que un ser omnisciente puede leer nuestros pensamientos y castigarnos por nuestra inmoralidad previene de malos comportamientos y de esa forma ser expulsados de nuestro grupo social. Preguntó si el ser el objetivo de un relampago podría explicar por qué sin embargo no siento la necesidad de tocar madera si pienso en cosascomo, “No he tenido un resfriado durante meses”. “Pensamos todavía que el universo a través de una dosis aguda de realidad. El ritual de tocar madera de alguna forma nos satisface o agrada al universo y previene del castigo intencionado.
La creencia de que el universo es bueno con nuestros deseos es creer que tiene mente y alma, aunque rudimentaria. A menudo vemos objetos inanimados como llenos de una fuerza de vida. Cuando era niño quería desesperadamente que mi osito tuviera vida. Cuando pregunté a mi madre si amando algo lo suficiente se haría real, ella me contestó que no. Aquello rompió mi corazón. No es que pensara que todo está lleno de vida—incluso los bebés se sorprenden cuando un objeto inanimado se mueve por sí solo—es que sentimos que todo tiene su potencial. Se intelectualmente que no puedo hacer que los objetos cobren vida, pero todavía siento una ira irracional hacia una tostada cuando cae de mi mano—y me han dicho que la pise como venganza.
Pensamiento mágico: ¿Positivo o negativo?
El pensamiento mágico puede estructurarse entre escépticos a un lado y esquizofrénicos en otro. Las personas que se ratifican en las ideas mágicas en un terreno que va desde inocuo (miedo ocasional de pisar sobre las grietas de la calzada) hasta extravagantes (los presentadores de TV saben que les está mirando) tienen más posibilidad de padecer una psicosis o desarrollarla más tarde durante sus vidas. Las personas que sufren de TOC (trastorno obsesivo compulsivo) presentan altos niveles de paranoia, disturbios de percepción y pensamiento mágico, en particular “fusión de pensamiento y acción”, la creencia que los pensamientos negativos pueden originar daños. Estas personas sienten el fuerte impulso de realizar tareas repetitivas para contrarrestar sus pensamientos intrusivos como si dejar las puertas abiertas puede perjudicar a las personas amadas.
No obstante, a más pensamiento mágico no implica más problemas emocionales—lo que en realidad cuenta es si estos pensamientos interfieren en el devenir cotidiano y en nuestro funcionamiento. “Ser totalmente “realista” no es del todo sano”, dice Meter Brugger, jefe de neuropsicología en la Universidad Hospital de Zurich. Dispone de datos suficientes que indican de una forma fehaciente que la falta total de ideas mágicas, reporta la inhabilidad de sentir placer.
Brugger afirma que la habilidad para ver patrones y hacer asociaciones mejora la creatividad y también sirve a una función práctica: “Aunque esté en una pradera, siempre será mejor que, prudentemente, asuma que también allí puedo encontrar un tigre”.
Psychology Today Magazine

viernes, mayo 30, 2008

Pensamiento mágico y obsesión

El pensamiento mágico nos transporta a cualquier lugar. Algunas creencias irracionales pasan sin dejarnos huella, pero otras las incorporamos a nuestra persona. La supervivencia requiere patrones reconocibles—la noche sigue al día, etc-- y debido a que echar de menos lo obvio a menudo hiere más que ver lo imaginario, nuestras habilidades en interferir en las conexiones están súper afinadas. Buscamos patrones porque odiamos las sorpresas y porque adoramos mantener el control de las cosas.
El estrés emocional y los eventos que representan un significado personal nos empujan fuertemente hacia la creación de significados mágicos. Eugene Subbotsky psicólogo de la Universidad de Lancaster relata un cuento ejemplar: “Estaba en Moscú paseando con mi pequeño hijo a lo largo de un bloque de casas vacío. De repente, un coche aparcado empezó a moverse sólo en dirección hacia ellos, finalmente se incrustó en una puerta de hierro solo unos centímetros de donde estaban. “Escapamos de la muerte por muy poco y sigo manteniendo mi pensamiento mágico sobre este episodio. A pesar de ser un hombre racional, soy científico, he estudiado este fenómeno; hay algunos acontecimientos en la vida de cada uno que no se pueden explicar de una forma racional. Bajo ciertas circunstancias siento como si alguien estuviese guiando mi vida y prestándome ayuda”.
"Existen diferentes capas de creencias”, dice Carol Nemeroff. "La respuesta de muchas personas, especialmente por lo que hace al pensamiento mágico es: “La mayor parte de mí no cree, pero otra parte sí lo hace”. Las personas saben que sus reacciones al respecto no tienen sentido, pero siguen teniéndolas.
No solemos reconocer nuestras creencias como absurdas, viendo casualidad en las coincidencias que nos pueden ocurrir antes incluso de que tengamos la oportunidad de pensar sobre ellas; los errores son algunas veces de percepción más que racionales. “Considere qué sucede cuando toca el claxon y justo en ese momento se apagan los semáforos”, observa Brian Scholl, director del Laboratorio de Cognición y Percepción deYale. "Ni por un momento creerá que su claxon ha originado que se apaguen las luces de tráfico, pero tendrá la percepción irresistible de relacionarlo. No es menos cierto que nuestro sistema visual rechaza creer en coincidencias. “Nuestros “entusiastas” ojos, en efecto, suministran las bases para caer en ideas más detalladas sobre superstición. No importa lo racional que nos consideremos, si la persona da un gran valor a las corazonadas se verá en un apuro si ha de lanzar dardos en un circulo en el hayan pegado una foto que nos produzca ternura, por ejemplo. De alguna forma estamos comparando imagen con realidad.
El valor de las cosas
Para algunos, el piano de John Lenon es sagrado. La mayoría de las personas considera su anillo de su boda como sagrado. Niños sin noción alguna de lo que esto significa echarán el pulmón por la boca lamentándose por la pérdida de su para ellos sagrada mantita. El valor personal que se le da a objetos inanimados podría denominarse como objetos sentimentales, pero ¿qué es sino pensamiento mágico? Existe un significado invisible en conexión con esas cosas: una esencia. Los objetos como un anillo de boda o una mantita de niño podrían ser reemplazados por otros idénticos o casi idénticos, pero ya no serían los mismos.
Lo que hace que una cosa sea sagrada para nosotros no es el material del que está construido sino su historia única, lo que hace que le demos valor. Los psicólogos Bruce Hood de la Universidad de Bristol y Paul Bloom de la de Yale convencieron a unos niños de edades comprendidas entre 3 y 6 años para que construyeran una “máquina de copiar”. Los niños se llevaron a casa muy satisfechos una copia de una pieza de metal precioso producido por la máquina, pero no fue así con una idéntica de una cuchara de la Reina Isabel II--¡querían la original!
En muchos casos el valor que se le da a un objeto viene de la persona a quien pertenece, la usó o la tocó, ejemplo de “contagio mágico”. Paul Rozin y Nemeroff de la Universidad de Pensilvania sostienen que el contagio mágico puede emerger de un evolucionado miedo a los gérmenes que, como la esencia, es invisible, fácilmente transmisible y tiene consecuencias de amplia repercusión. Antes de que los humanos tuvieran algún concepto acerca de la teoría de los gérmenes, poníamos en cuarentena a las enfermedades y evitábamos tocar los cuerpos de los muertos. La profunda intuición de que las cualidades morales o psicológicas se transmiten a través de las personas o un objeto hace que su historia se transporte con ésta, aunque no significa que seamos buenos evaluadores de fuentes de contagio. Nemeroff encontró que las personas perciben los gérmenes de las personas con quienes tienen amistad menos aterradores que los de sus enemigos, e indicaban que esos gérmenes les producirían menos daño.
Contagio mágico.
Las esencias no siempre son buenas. La Madre Teresa no podría neutralizar completamente la negatividad de una pieza de ropa llevada por Hitler, un hecho que encaja con la teoría de los gérmenes de contagio moral: Una gota de aguas residuales hace más a un cubo de agua clara que una gota de agua clara en un cubo de aguas residuales. La limpieza tradicional tampoco puede borrar las malas vibraciones. Estudios realizados por Rozin y sus colegas muestran que las personas tienen una fuerte aversión a llevar ropa procedente incluso de una lavandería que antes haya sido utilizada por un asesino o incluso por alguien que haya perdido una pierna en un accidente.
El contagio mágico puede también influir al revés. Muchas personas no querrían que un paciente de SIDA ocupase una cama de un hospital que acaba de dejar o incluso otros se sentirían a disgusto si una persona que no les resultase grata se quedase con su cepillo del pelo. “Ello cuadra con la percepción de que no hay separación entre espacio y tiempo”, dice Nemeroff. Unimos el cepillo del pelo y estar en contacto. En ese nivel mágico donde todo es uno, la acción sobre algo es la acción sobre nosotros mismos”.
Fin de la primera parte de Pensamiento mágico y obsesión

viernes, mayo 09, 2008

ADMINISTRACION DEL TIEMPO Y OBSESIÓN

Es mucho más efectivo, para controlar temperamentos obsesivos, terminar el día habiendo completado tres tareas importantes para usted, que cincuenta que no le aporten nada significativo.

Resulta realmente imposible administrar el tiempo. El tiempo tampoco puede ahorrarse, almacenarse o multiplicarse. El tiempo fluye independientemente de todos nuestros esfuerzos por controlarlo. A todos se nos conceden 24 horas cada día, y nosotros decidimos cómo usar dichas horas. La clave está en cómo lo hacemos. Podemos utilizarlas sabiamente, o podemos malgastarlas. Pero lo que nunca podremos hacer es ahorrarlas. Al final de cada uno de nuestros días, el tiempo que haya pasado se habrá ido para siempre.

Muchas personas se justifican pensando que han estado haciendo un montón de cosas durante el día, pero no quieren darse cuenta de que todas esas cosas que han hecho no eran las realmente importantes; es decir, las que pueden producir un avance significativo hacia el logro de sus mayores objetivos. Lo importante no es hacer más cosas, lo que puede generar una alta ansiedad y obsesionarnos, sino hacer las adecuadas.

Le resultará muy difícil motivarse si solo trabaja con “listas de cosas para hacer”. Lo único que produce motivación, es pensar en los resultados que pretendemos conseguir. A la hora de planificar su tiempo, piense siempre en resultados, nunca en tareas. Cuando tenga claro el resultado que desea conseguir, trace un plan de acción asignando las tareas que sean necesarias para lograr ese objetivo.

Las personas no están organizadas porque tengan un planificador o una agenda, sino que utilizan esas herramientas porque ya están organizadas. Esto que parece un juego de palabras es un factor crítico para conseguir grandes resultados con el uso de su tiempo.

Son muchas las personas que por influjo de las modas, o simplemente por aparecer ante los demás como organizadas, compran el mejor sistema de planificación disponible, a pesar de que jamás lo llegan a usar. La administración del tiempo efectiva es fruto de forjar hábitos en nuestra actitud con respecto al tiempo. No tienen nada que ver con el uso de un sistema determinado. Hay personas que logran resultados increíbles de su tiempo utilizando como herramienta un simple cuaderno de notas y a pesar de que esa herramienta no es la más adecuada, como sus hábitos de gestión del tiempo sí lo son, se producen increíbles resultados.

La verdadera clave no es planificar, sino “comprometer” espacios de tiempo a las tareas que ha decidido realizar. Hacer su lista de tareas del día solo es el primer paso. Forje primero la mentalidad adecuada para administrar adecuadamente su tiempo, y solo después preocúpese de disponer del mejor planificador que pueda encontrar.

Se dice que los mayores ladrones del tiempo son el teléfono, las visitas, las reuniones y los proyectos urgentes.A pesar de que estos factores pueden influir en mayor o menor medida en su efectividad a la hora de administrar el tiempo, no son realmente ladrones del tiempo; son parte de su trabajo. Los mayores ladrones del tiempo suelen ser auto impuestos por nosotros mismos: postergación, falta de enfoque, exceso de perfeccionismo, perder el tiempo en tareas triviales, etc… Nosotros mismos somos nuestros peores enemigos. Administrar eficazmente el tiempo tiene que ver con saber administrarse mejor uno mismo, no tratar de buscar excusas en las llamadas de teléfono que tenemos que atender.

Trabajar en una misma tarea hasta tenerla totalmente completada puede ser más eficiente, pero no es más efectivo. Generalmente es mucho más efectivo dividir todo proyecto o tarea de envergadura en pequeños trozos de una o dos horas de duración que manejarlo en grandes bloques.

El tiempo es mucho más que dinero, el tiempo es VIDA. Siempre se podrá conseguir más dinero, pero jamás se podrá conseguir más tiempo. El tiempo es el recurso más irreemplazable que existe. Una vez que ha pasado ya no vuelve jamás. Tome pues conciencia y comience a valorar su tiempo como la posesión mas preciosa que posee.

JOSE MARIA VICEDO


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